Adolescentes y cambios en el acceso a la información

Las dificultades y retos que se nos plantean al trabajar como educadores con adolescentes son varios, diversos y complejos. Es frecuente que en las- a mi juicio- buenas descripciones del adolescente aparezcan términos como

  • hedonistas;
  • aversión al aburrimiento (os enlazo una tarea de escritura del curso pasado que propuse a mis alumnos, precisamente, sobre el aburrimiento);
  • habituados al ritmo trepidante en el acceso a la información (no en su procesamiento);
  • escasa motivación e interés hacia el estudio (prefieren mensajes sensoriales y emocionales);
  • hiperestimulación del sentido del oído («fondo musical» habitual en las clases),
  • extraversión radical, lo que produce, entre otros efectos, que publiquen en redes sociales contenidos privados e incluso íntimos. Hace unos días me entrevistaron en el diario Córdoba sobre esta cuestión, o podéis ojear este articulillo mío sobre intimidad.
  • poco tolerantes a la frustración o
  • desbordamiento cognitivo y dispersión, entre otros rasgos.

En esta línea,  os recomiendo un brillante y acertado retrato del alumno adolescente que escribió hace algún tiempo ya un colega nuestro catalán, Joselu.

Como, evidentemente, no es este el lugar para tratar de desarrollar esas dificultades, ni, sobre todo, de proponer estrategias desde el aula para intentar salvarlas, voy a centrarme en una de estas dificultades, su universo tecnológico y el modo en que acceden a la información, porque sobre ello he pensado y escrito articulillos de blog desde hace años. Permitidme la inmodestia de autocitarme:

– Sobre nativos digitales y competencia digital: http://educaptic.iesgrancapitan.org/?p=406

– Vídeos de alumnos del siglo XXI: http://educaptic.iesgrancapitan.org/?p=539

Creo que- porque ese cambio se está produciendo, está en proceso y no ha culminado- no somos realmente conscientes de que nuestros adolescentes están (estamos todos) experimentando cambios (neuronales)- baste citar los ensayos de Nicholas Carr, ¿Está Google haciéndonos estúpidos? o ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? Superficiales– en el modo en que procesan (procesamos) la información, puesto que el acceso a las fuentes ha cambiado radicalmente en los últimos años. Viven inmersos en un medio tecnológico que consideran que forma parte indisoluble, intextricable e inseparable de sus personas (todos hemos comprobado que si olvida en casa o se les requisa el móvil en el instituto entran en un estado de pánico1), y esos medios tecnológicos (el smartphone, la tableta, el ordenador…) alteran no solo el mensaje, como nos dijo McLuhan, sino también el cerebro, el modo de acceder y procesar información.

En relación a este punto, no es razonable dejarse llevar por las modas pedagógicas o consumismo pedagógico, como prefiere Miguel Calvillo. No hace mucho una denominación tuvo gran éxito, la de nativo digital vs. inmigrante digital, de M. Prensky, que no es- en mi opinión- sino una simplista dicotomía, falsa y maniquea. Los alumnos han nacido y viven en esos medios virtuales, pero eso no significa que tengan extraordinarias habilidades, ni innatas ni aprendidas. De hecho, como se ha probado – http://educaptic.iesgrancapitan.org/?p=406-, las habilidades tecnológicas del adolescente están contextualizadas (ocio y diversión) y no son trasversales, ni transferibles directamente al ámbito escolar. O, dicho de manera más simple, vemos que un alumno maneja con soltura algunas aplicaciones del móvil, pero no sabe manejar algo tan simple como un procesador de textos.

¿Qué podemos hacer desde las aulas para afrontar- pero, en ningún caso, enfrentarnos- esos cambios? Me reafirmo en lo que escribía hace ya 6 años en ese artículo que he citado más arriba:

a) La funcionalidad de los aprendizajes escolares. Es preciso realizar un esfuerzo para que esa frontera entre los ámbitos personal y escolar se debilite. La enseñanza por proyectos o tareas, en la que tengo cierta experiencia acumulada,  es una metodología educativa que puede ayudarnos en este esfuerzo.

b) La reflexión sobre las prácticas tic. Me parece evidente que una de las tareas del aprendizaje en la competencia digital ha de ser la reflexión, el análisis, el juicio valorativo… sobre esas prácticas que realiza habitualmente el alumno en soledad, esto es, desarrollar su pensamiento crítico.

c) La competencia comunicativa. La competencia digital del alumno, más allá de garantizar un dominio técnico suficiente de herramientas, debe permitirle acceder a sitios fiables, seleccionar la información, estructurarla y ser capaz de producir, a partir de ella, nuevo conocimiento, esto es, comunicar su experiencia.
En relación a ese último punto, podemos proponer una actividad tic lúdica, para final de trimestre, pero su fin ha de ser comunicar esa experiencia. Por ejemplo,  mi curso de Latín y Tu cole me suena.

Para finalizar, os inserto un autorretrato generacional- ya algo démodé, porque habla de Tuenti- de una antigua alumna, Yolandiita, de la que yo utilicé otro vídeo en 2010- y han pasado más de 4 años y medio- para versionar a Cicerón (Quo usque tandem abutere, magistri, patientia nostra?):


Actualización 29-12-2014

1. He conocido hoy que a esta fobia de separarse del teléfono móvil se le ha bautizado, recientemente, como nomofobia (no mobil phone phobia).

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